El amor de Dios calma mis pensamientos
y me infunde paz de mente y corazón.
Siento serenidad y seguridad en la presencia de Dios,
y mi corazón está sereno.
La presencia de Dios en mí
es mi centro de perfecta paz.
Siento confianza y calma,
sabiendo que Dios me acompaña siempre.
Dios en mí es mi constante fuente de paz y fortaleza.
Me relajo, entrego todo pensamiento ansioso
y descanso tranquilo en la presencia de Dios.